Daniel Ortiz

EXTRA ITINERE AD ADSTRA

El español, «invisible»

Es la primera lengua occidental en número de hablantes nativos. Más de cuatrocientos millones piensan, escriben, hablan a diario en español. O castellano, si lo prefieren. Sin embargo, no se hagan ilusiones los patriotas: eso no significa que los hispanohablantes vayámos a tener las cosas más fáciles a la hora de movernos por el mundo. Por América, puede. Por el mundo, -Europa y parte de España incluídas- no.

Esto es así, no porque el aprendizaje de la lengua de Cervantes revista especial dificultad, ni porque sea una lengua con léxico escaso -según la Unesco la más completa que existe, junto al francés-, ni porque no haya gente dispuesta a aprenderla. La segunda lengua más utilizada en el planeta es invisible en las instituciones internacionales -como la Corte Penal Internacional, donde solo se puede entender algo si sabes inglés o francés, ambos idiomas con menor número de hablantes nativos que el español-, porque nuestros ilustres gobernantes prefieren centrarse en machacar al adversario político, inventar problemas para garantizarse los votos que les mantengan en su sillón -véase nuevos Estatutos de Autonomía, un problema crucial para todos los ciudadanos-, o, en el caso de algunos países hispanohablantes, garantizarse la propiedad vitalicia del bastón de mando. Y no sólo eso, sino que, en España, cuna de la lengua, país cuyas regiones son todas -incluídas Galicia o Cataluña- en términos de lengua materna, habitadas mayoritariamente por ciudadanos castellanoparlantes, no se hace más que ponerle zancadillas a quien desea expresarse en español en el espacio público en algunas zonas, en una coacción, que, en ocasiones roza grotéscamente con el fascismo -de la mano, esta vez, de nacionalistas regionales excluyentes, hijos de puta paniaguados de andar por casa-.

Ojo: no se trata de un sentimiento, ni de patriotismo de pandereta. Se trata de sentido común. De mejorar la vida de los ciudadanos. Y no es lógico que la segunda lengua más comun a nivel mundial sea invisible en el ámbito de la Comunidad Internacional. Si el inglés y el francés están bien a la vista es porque hay algo que si están haciendo bien tanto gobernantes británicos como galos. Y hay algo que no hacen, un deber que deberían cumplir, pero no cumplen, los nuestros.

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