Peña Ubiña es uno de esos picos de montaña mágicos que existen en la Cordillera Cantábrica, definiendo el limes entre las comunidades autónomas de Asturias y Castilla y León. Su imponente prominencia preside con majestuosidad la comarca leonesa de Babia, donde los Reyes de León pasaban sus épocas de asueto y descanso. Es un lugar ideal para realizar rutas y escalada, adecuado para iniciarse en la montaña, siempre que uno tenga cierta preparación física. Para subir andando y bajar se necesitan unas seis horas, yendo por el lado leonés y trepando por la arista sur, sin ayuda de cuerdas ni herramienta alguna.

Su cumbre se encuentra a 2417 metros de altitud sobre el nivel del mar, siendo una de las cumbres más altas de la Cordillera. Desde la misma, se puede contemplar el pantano de Luna, que regula las aguas de toda la Ribera del Órbigo. La dificultad de la ascensión es media, aunque desde el punto de vista del desgaste físico el consumo calórico es elevado (unas 3.000 calorías) y es aconsejable llevar agua para el camino. También es un lugar ideal para la fotografía.

Se sube por un camino desde Torrebarrio, para al cabo de unos dos kilómetros desembocar en una de las muchas sendas que ascienden por la ladera, caminando hacia el Sur. Atravesando mucha veces la vegetación, allá donde no se distinguen sendas, la subida se hace larga hasta aproximadamente los 5 km, donde, a partir de la pradera que se encuentra entre los picos de Ubiña y Ubiña la Pequeña, comienza la ascensión de verdad, lo entretenido. Se gana altitud trepando por las rocas con manos y pies y en cualquier descanso uno puede contemplar el paisaje y realizar fotos espectaculares. Después de creer alcanzar la cima un par de veces, a la tercera se puede ver, casi horizontal, desde la cima sur de la montaña, el hito geodésico que marca la Cumbre, que divide las provincias de León y Asturias. En ese momento, el montañero poco experimentado siente ‘el subidón’ de haber llegado al destino buscado y puede contemplar las mejores vistas de la zona.