Daniel Ortiz

EXTRA ITINERE AD ADSTRA

Nos quieren desgraciados

Algunos políticos, algunos sindicalistas y algunas oenegés nos quieren desgraciados. Nos quieren pobres y hambrientos, desesperados, porque si nos sentimos así su discurso tiene una cierta posibilidad de encajar. De hecho, tal discurso suele calar. Nos quieren tristes y resentidos con un mundo injusto que no nos da a todos lo mismo. Además, y para desgracia de la humanidad, buscan hacernos creer que tenemos un enemigo poderoso, rico y malicioso que desea aprovecharse de nuestro trabajo y hacernos sufrir. Se quejan de que el mundo es injusto y de que la población vive cada vez peor.

No debería llamarnos la atención este discurso. Desde que Marx escribió El Capital y predijo que los pobres, en el sistema capitalista, serían cada vez más pobres, este ha sido el discurso demagógico propio de quien no tiene una propuesta sensata y razonable ni desea dejar vivir libremente a cada individuo.

La teoría de Marx se demostró falsa sólo unos años después, de tal forma que su más aventajado discípulo, Bernstein, aceptó la constatada realidad de que con el sistema capitalista los obreros habían mejorado claramente su calidad de vida y no sólo no se veían empujados a la revolución, sino que ésta no iba a solucionar ninguno de sus problemas.

En tal discurso debe inscribirse la famosa afirmación, tantas veces escuchada, de que con la globalización y el libre mercado “los países pobres son cada vez más pobres”. No hay una falsedad mayor en cuanto a la geopolítica presente. Si vemos la evolución del PIB de las últimas décadas en países recientemente incorporados al capitalismo comprobamos como las condiciones de vida de sus ciudadanos no han hecho sino mejorar.

No somos pobres ni desgraciados. Hemos sufrido una larga crisis económica, fruto de la excesiva intervención en materia monetaria que creó una burbuja de crédito aumentando artificialmente los salarios. Estamos reajustándonos a la realidad de nuestra productividad, pero no somos desgraciados, ni pobres, ni deberíamos sentirnos desesperados. Tenemos mejor calidad de vida que todas las generaciones que nos precedieron y las previsiones son que seguiremos mejorando. Por lo tanto, den la bienvenida al optimismo.

Publicado en El Adelanto Bañezano

Siguiente Entrada

Anterior Entrada

Comentar

© 2024 Daniel Ortiz

Tema de Anders Norén