Daniel Ortiz

EXTRA ITINERE AD ADSTRA

Respeto y libertad

El ejercicio de madurez que, llegada a un punto, toda sociedad democrática avanzada debe hacer, es un examen de conciencia sobre su intrínseca tolerancia. En este sentido, aun reconociendo la evolución constante de las últimas décadas, en España todavía nos queda camino por recorrer. Especialmente en regiones como Cataluña y País Vasco, donde criticar al nacionalismo o defender una idea de España como nación es un tema tabú que además puede salirle caro a quien lo trate.
Aún queda, como he dicho, camino por recorrer para estar al nivel de países como Estados Unidos, Finlandia o Alemania. Sin embargo, cada vez se aprecia una evolución mayor y un mayor respeto por las ideas del contrario. Se aprecia en las grandes ciudades y en los medios de comunicación. A nivel de pueblo, a veces, se sigue boicoteando a negocios según la ideología de quien los regenta, como si las ideas que uno pudiera tener para el mejor funcionamiento del sistema político, condicionaran la dedicación y la preparación de la persona que presta un servicio. En un país con la historia del nuestro, un ciudadano lúcido debería ser lo suficientemente responsable como para no odiar ni entorpecer a otro porque piense diferente.
Uno de los ejemplos de lo que queda por hacer en materia de libertades en nuestro país es el hecho de encontrarnos en los debates, tanto televisivos como de taberna, con ataques ad hominem en cuanto surge la discrepancia. Hay algunos que al votar arriman el ascua a la sardina que más les conviene, pero muchas veces eso no tiene nada que ver. Hay quien piensa diferente porque le conviene al país, no a él. Así encontramos a empresarios socialdemócratas y trabajadores liberales o conservadores. El apelativo al machismo, sexismo, clasismo o cualquier otro pretexto demagógico supuestamente presente en el adversario, suele ser una señal de falta de argumentación y de nivel.
Debemos ser libres si queremos ser un país creativo, próspero y con un alentador futuro, garantizado por el pluralismo. Y la mejor forma de ser libres es la tolerancia y el respeto a la libertad ajena.

Artículo publicado en El Adelanto Bañezano.

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