¿Qué esperaban algunos? ¿Que España, el país más serio del sur de Europa se entregara en manos del populismo neocomunista así, por las buenas? Somos con diferencia la nación más severamente autocrítica del mundo. Y un tópico dentro de esa crítica es el acusarnos a nosotros mismos de ‘quijotes’. Podemos tuvo su minuto de gloria, pero su explosión fue lo suficientemente temprana como para que el tiempo terminara desenmascarando a la bestia: no son más de lo mismo, son peor que eso. No son la regeneración de la democracia, sino la degeneración del sistema. España se ha dado cuenta a tiempo y muchos abandonan el barco antes de que sea demasiado tarde, ante el autoritarismo de sus oficiales.
Se les ve el plumero: no tienen más programa económico que el infantilismo intervencionista de la extrema izquierda: hacer público todo lo posible y controlar la economía a golpe de decreto. Dejando de lado el hecho de que ya tenemos una fuerte intervención pública y que, comparado con el norte, España necesita más libertad económica; los españoles nos hemos dado cuenta a tiempo de la ruina que supondría, en plena recuperación, llevar al gobierno a alguien con aquellas ideas de allende el Telón de Acero.
Los que van dando lecciones de democracia y rechazan de plano la libertad no se esconden: la semana pasada se negaron a condenar la represión de Venezuela, cuando la mayoría de los eurodiputados, demócratas de verdad, sí lo hicieron. De poco sirven las torpes excusas de Iglesias, tratando de justificarse: «querían decir que Venezuela es Arabia Saudí». Nadie ha dicho algo parecido a lo que pretende.
Podemos va perdiendo fuelle, y su falta de preparación y de experiencia en el sector privado (que es el mundo real, donde realmente hay que competir y vivir sin salvavidas) no hace sino acrecentar las dudas sobre su posible gestión al frente del Estado. Podemos no llegará al gobierno porque aunque los españoles no somos precisamente amantes de la libertad, su intento de equiparar ésta con supuestos derechos «socioeconómicos» deja al descubierto la verdadera idea de esas gentes. Basta con ver las fotos del pasillo de la facultad de Políticas de la que salieron estos señores para hacerse una idea de lo que podría ocurrir al país si llegaran al gobierno.
No, señores. Podemos no es regeneración a nada. Son los comunistas de siempre, que con el Muro en ruinas no saben ni como reinventar una fracasada ideología. Hay más partidos, más opciones que ahora buscan su hueco bajo el sol y que además no tienen ataduras con regímenes liberticidas. Y me mojo: exite UPyD en el centro-izquierda, existe Ciudadanos en el centro, existe Vox en la derecha, y también existe el Partido Libertario (P-Lib), que resucitando el liberalismo para nuestro país, intenta romper el preconcebido juicio izquierda-derecha por el de soberanía colectiva, versus soberanía individual (o libertad).
PS: Al menos la extrema derecha no ha medrado en nuestro país, como lo ha hecho en otros países europeos.