Daniel Ortiz

EXTRA ITINERE AD ADSTRA

Energía y civilización

Los dos conceptos de energía de los que se habla en ciencias sociales (economía) y en ciencias físicas están interrelacionados. Aunque son puntos de vista diferentes y también pueden en un momento dado poner de manifiesto su diferente naturaleza (en economía se habla de producir energía, en física, la energía no se crea ni se destruye, según el principio de conservación de la energía de la primera ley de la termodinámica), hay un fuerte punto de conexión entre los dos: la civilización. Es la energía el motor de la técnica y del progreso cultural y social de la humanidad (o de cualquier otra hipotética civilización no humana).

En este sentido hay que matizar que hasta bien entrada la Revolución Industrial, el hombre, estaba en la prehistoria energéticamente hablando. Es decir, que en media Europa, hasta mediados del siglo XIX, el concepto de energía ni estaba, ni se lo esperaba. En poco más de siglo y medio el paradigma ha cambiado hasta tal punto que las diferentes fuentes de las que la extraemos (en el concepto económico) pueden en gran parte intercambiarse entre sí (podemos elegir más energía solar o más petróleo, a conveniencia).

Al hilo de los dos párrafos anteriores busco exponer aquí de una manera bruta y a modo de esbozo, la escala de Kardashov, un físico ruso que hace unas décadas, quizá soñando con el futuro de la humanidad, clasificó los tipos de civilizaciones según su evolución. El elemento clave para dar un salto total tanto en materia tecnológica como desde el punto de vista social es la energía –y aquí se unen ambos conceptos de la misma-. La teoría de Kardashov, rescatada recientemente por el americano Michio Kaku, viene a definir tres tipos de civilizaciones, al más bajo de los cuales la humanidad aún no ha llegado:

Tipo I, civilización planetaria: capaz de extraer toda la energía a nivel planetario y plantea una cultura global en un mismo planeta.

Tipo II, civilización estelar: terraformar planetas, extraer energía de varias estrellas y los viajes interestelares no supondrían ningún problema.

Tipo III, civilización galáctica: logros inimaginables, una ciencia tan avanzada que sería indistinguible de la magia.

Así, podemos ver que nuestra concepción actual de un mundo dividido en naciones, sin una lengua común (el inglés lo está intentando) y sin una economía globalizada aún, no es capaz de aspirar, en el presente, ni siquiera al primer tipo de civilización. Así que según Kardashov, estamos en una civilización de Tipo 0. En este sentido, estaría bien recordar la frase de Kaku para definir lo primitivos que somos: “extraemos la energía de plantas muertas”; en referencia a los combustibles fósiles. Cuando uno, desde su modesta posición, es capaz de pensar en estos paradigmas, se olvida del nacionalismo, el fanatismo de cualquier tipo, y cualquier otra infantilada de las que ha adolecido la humanidad desde la noche de los tiempos.

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