En una competición donde hay intereses muy fuertes por parte de los diversos patrocinadores y las múltiples compañías del mundo del automóvil, cuando precisamente se nos olvidaba que el título de pilotos es el que de verdad interesa a los aficionados, cuando pensabamos que el vencedor de una carrera dependía más de decisiones estratégicas y de tener el mejor monoplaza, llega Fernando y nos deja a todos boquiabiertos.
Alonso no es el mejor piloto porque haya ganado dos títulos mundiales, lo es porque, al igual que muchos consideramos a Senna el mejor conductor de todos los tiempos, al margen de títulos, hay cosas que aún se escapan a la lógica en este mundo, o a lo que debiera ser. El español volador ha demostrado a todos la diferencia entre lo que debería ser y lo que es en realidad. Ha demostrado que aún queda hueco en el mundo para el valor, la seguridad en uno mismo, la competición pura y sobre todo la leyenda. La leyenda que forjaron antes pilotos que también se escapaban a la lógica, como Jim Clark, Gilles Villeneuve o Ayrton Senna. Una lección de humanidad. Gane quien gane este campeonato, nos ha hecho ver quién es el más grande de este año. Gracias, Fernando.