Daniel Ortiz

EXTRA ITINERE AD ADSTRA

Los agonías

Aunque la vida de las personas es dura y está llena de baches, curvas y travesías desagradables –no en vano, toda vida individual termina–, la humanidad a largo plazo, a veces más a trancas que a barrancas, ha ido mejorando. Siglo a siglo, y en los últimos tiempos, década a década, las condiciones de vida de los seres humanos no han hecho sino mejorar. Esta mejora es más evidente si nos fijamos en la evolución que han llevado países que hasta hace poco considerábamos subdesarrollados y que ahora son de gran relevancia para la economía mundial.
En este sentido, desde la primera revolución industrial hasta la actualidad, la mejora de las condiciones de vida propulsada por el avance de la ciencia y la técnica ha hecho surgir a una singular subespecie de pensadores: los agoreros. Los pesimistas. Los agonías. Los que decían que el libre mercado empobrecería a la clase obrera, empujándola hacia la revolución (Marx) cuando los salarios de los trabajadores no han dejado de subir si contemplamos su evolución a largo plazo, desde el siglo XIX. Aquellos que decían no hace tanto que el mundo del siglo XXI sería inhabitable porque, debido al crecimiento de la población, no habría recursos suficientes para abastecer a todos los seres humanos.
Lo cierto es que la producción de recursos no ha dejado de crecer y el hambre en el mundo, aun existiendo todavía y siendo terrible, no ha dejado de disminuir proporcionalmente. ¿Y qué decir de los que nos quieren hacer sufrir por el cambio climático o por el fin del petróleo? Creo que el tiempo ha demostrado que su visión poco amplia, enana, y fija del mundo estaba totalmente equivocada. Cuando el petróleo no sea rentable, el propio mercado buscará fuentes de energía que serán mucho más baratas y eficientes, sin necesidad de sufrir los predicamentos de estos agoreros pesimistas.
Cuando muchas sectas, desmentidas por la razón humana, han dejado de predecir el fin del mundo, han venido los agonías, los que viven de quejarse y de verlo todo oscuro, a sustituirlas. Pues ya saben: vivan tranquilos.

Artículo publicado en El Adelanto Bañezano.

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