Yo también fui socialista. Socialdemócrata, si lo preferís. También creí en el Estado. También veía las cosas en izquierda y derecha. También pensé que los que pretendían un mercado más libre eran gente desinformada o gentuza a sueldo de las grandes compañías. También pensé que vivíamos en un sistema capitalista y que ese sistema tenía defectos insuperables. También hice el análisis superficial de pensar que elevar el salario mínimo serviría para subir los sueldos.
Pero con el tiempo, lees más, escuchas más, investigas más, y te das cuenta de que lo que pretenden quienes rigen el Estado es controlar la voluntad de los ciudadanos, que el salario mínimo no sirve para subir sueldos, sino para dejar en el paro a millones de personas o para que otros trabajen gratis para conseguir experiencia; que no todo en la vida es izquierda o derecha, pero sí puede ser libertad o esclavitud. El hecho de ser esclavo del Estado opresor, del Leviatán, no te hace menos esclavo que ser propiedad de un amo que tiene sobre ti ‘potestas vitae et mortis’.