Daniel Ortiz

EXTRA ITINERE AD ADSTRA

Educación española

El otro día, viendo un documental sobre superdotados en España, me llamó la atención una circunstancia común a todos ellos: la dificultad de encaje que tienen en un sistema educativo pensado para gente menos capacitada. En principio tal circunstancia es relativamente normal, pero lo que me hizo pensar no fue exactamente que las personas más inteligentes no tengan encaje en la escuela, sino, la forma de intentar encajarlos que tienen sus maestros. Pretenden los profesores, no en pocas ocasiones, a obligarles a aburrirse en el mismo curso que sus compañeros, condenando a quienes tienen mayores capacidades, al fracaso escolar, a la frustración y al aburrimiento. Incapaces, estos docentes y dirigentes de centros, de entender que estos chicos ya vuelven cuando ellos y los demás aún van.

En este sentido, llama la atención en España, como la mayoría conservadora y socialista, coincide en considerar que es privilegio injusto el romper la igualdad absoluta para posibilitar que los alumnos más avanzados accedan a un nivel que les permita desarrollarse conforme a sus capacidades. Esto es lo que ocurre cuando la filosofía dominante en un país es la de no dejar progresar a sus ciudadanos por su cuenta sino, que ese progreso, debe hacerse obligatoriamente igual para todos desde el poder.

La igualdad de derechos debe darse ante la Ley y nada más. Los seres humanos no somos iguales. Ni siquiera los hermanos gemelos. La libertad significa, precisamente eso, ser libre y singular, individual, diverso. Una circunstancia común al conservadurismo irracional, cabezón, con pereza para modificar una idea preconcebida y el marxismo revolucionario que pretende cambiar por la fuerza la sociedad, es su igualitarismo colectivista.

En este sentido, la ausencia en España de una idea liberal que entienda que los individuos son diferentes y tienen diferentes sueños y necesidades, acaba pasando factura a todos. No se trata de privilegiar a nadie, sino, de posibilitar que todos tengan la oportunidad de desarrollarse de acuerdo a sus circunstancias personales. A lo mejor, a la filosofía antiliberal de nuestros docentes, reflejo de la sociedad en la que viven, se debe el fracaso escolar tan abultado que tenemos.

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