Daniel Ortiz

EXTRA ITINERE AD ADSTRA

Latinos y latinoaricanos

Resulta patética la confusión que existe en las masas, en las capas medias de la sociedad, respecto al uso de gentilicios, toponímicos y calificativos, cuando hablamos de latinidad o identidad latina.

Siempre que tengo ocasión, recuerdo una anécdota del año 2002 cuando en el portal Terra de Estados Unidos me encontré con una encuesta y un foro de discusión a cerca del Mundial de fútbol de Corea y Japón. La cosa decía así: ¿Quién cree usted que lo hará mejor en este Mundial, los equipos latinos o los europeos? Mi respuesta, a mis 16 años de entonces, no se hizo esperar: sin duda alguna, los latinos: Portugal, España, Francia, Italia, Rumanía… ah, perdonen, que también son europeos. En otra ocasión, este año, el Gran Premio de Malasia de Fórmula 1, el director deportivo de la escudería Ferrari, Stefano Domenicalli, hacía un llamamiento a los españoles a que siguieran el campeonato y apoyaran a ferrari porque «siamo latini», es decir, italianos y españoles, somos latinos.

El término latino, en su significado original es un gentilicio que viene a referirse a lo perteneciente o relativo al Lazio, región del centro de Italia, en la costa del Tirreno, en cuyo norte se encuadra la eterna urbe Umbilicus Mundi: Roma. El idioma que hablaban los romanos, habitantes del Lazio, y por lo tanto «latinos», era el latín. Los romanos conquistaron varios países europeos, entre ellos España y Galia, actual Francia; consiguiendo así la extensión de su idioma, que con el tiempo dio origen a las modernas lenguas europeas, y a su cultura, derecho, religión y en general forma de entender la vida.

Desde España, Francia y Portugal, los idiomas latinos, la cultura latina, emigró a América, en los tiempos del descubrimiento y durante la conquista y la colonización. En el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, los latinos en Estados Unidos eran los italo-americanos. Durante la segunda mitad del siglo XX, en cambio, el término latino ha sido reservado cada vez más a los estadounidenses de habla hispana, debido, principalmente al fenómeno de la inmigración desde países hispanos y a la conservación, por estos, de su lengua y cultura latinas.

Es por esto, que me sientao agredido lingüisticamente, privado de mi latinidad como europeo y español, cuando veo una película, que dicen doblada al «español latino». Como si hubiera otro español, que no fuera latino. O cuando distinguien entre la inmigración europea y la inmigración latina hacia Estados Unidos… como si por ejemplo los Portugueses, o los Rumanos no fueran a un tiempo una cosa y otra. O cuando hablan de apariencia racial Hispana o Caucásica, como si la mayoría de los españoles no fuéramos ámbas cosas a la vez, o buena parte de los hispanos, los White Hispanics, que dicen los gringos.

En fin, otro día podemos hablar más largo y tendido de la corrupción de los términos hispano o íbero. O de si es o nó América Latina el Quebéc, en Canadá -interesante sería comentar que el término Latinoamérica es de acuñación francesa, para incluírse, precisamente los galos a sí mismos, como latinos que son (que se lo digan a Julio César)-. En fin, espero que quienes me lean, se lo piensen y escriban a partir de ahora español americano, para referirse a nuestra lengua hablada allende los mares.

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